Hace aproximadamente un año tuve la misma idea que estoy teniendo ahora. Compartir mis ideas, sentimientos y opiniones con vosotr@s. Pero el blog que creé, por diversos motivos fue un proyecto abandonado. Con borrón y cuenta nueva, empecé El mono Gretel. Sin embargo, hay algún contenido que deseo recuperar de mi viejo blog. Me encanta viajar y conocer nuevos lugares, cuando puedo. Y esta entrada inaugura sección. Allá vamos.
La Ciudad Fénix.
Esta
entrada no trata de cosmética, pero no es ajena a la belleza.
Matizo, sólo es cercana a la belleza para quienes puedan verla en el
drama, en el resurgir de las propias cenizas como ave
mitológica.
Hace
años, estuve caminando distraídamente por una hermosa ciudad, una
ciudad de cuento europeo, colorida y fría, con olor a pastel recién
horneado. Una ciudad cultural, abierta al turismo y a los visitantes,
pero cerrada en su dolor. Un dolor bien escondido, un dolor
subterráneo, un dolor hecho cenizas para nacer de él. Sin embargo,
yo no fui consciente de ello cuando la visité. Únicamente me
dediqué a contemplar ,con mis por aquel entonces adolescentes ojos,
los pintorescos edificios y las numerosas galerías de arte. Y
después, la ciudad sólo fue para mi un bonito recuerdo de un viaje
prenavideño en familia.
Os
hablo de la ciudad alemana de Dresde.
Hace
unos meses, volví de nuevo la mirada hacia aquel lugar. No fue una
segunda visita, ni siquiera a través de un detallado documental. Fue
a través de un libro. Un libro sorprendente, porque nos ofrece la
visión del sufrimiento desde una óptica neutral, sin adornos ni
poesía, sin historias de llorar. Nos lo ofrece a través de una
serie de situaciones grotescas, casi cómicas, y por eso mismo,
porque se desprende de los velos del sentimentalismo barato, es capaz
de llegar hasta nosotros.
Os
hablo de Matadero
Cinco,
de Kurt Vonnegut, publicado en 1969.
La
historia acontece al final de la Segunda Guerra Mundial. Un joven
soldado americano, de escasa preparación y nula vocación militar,
es hecho prisionero junto a otros compañeros. Es trasladado a
Dresde, y el muchacho, al igual que me pasó a mi, se maravilla de la
belleza de la ciudad. Le parece la más hermosa del mundo. Pero la
madrugada del 14 de febrero de 1945, en el sepulcral silencio de la
noche, Dresde es bombardeada. No hay gritos, ni clamorosas
despedidas, ni "te quieros" ñoños. Sólo silencio, muerte
y cenizas. Sobre y bajo tierra. Y así, con ese silencio, con esa
calma nocturna, con esa dura ocupación rusa, ha llegado Dresde hasta
nuestros días.
Entonces
yo miro atrás y me pregunto, ¿por dónde estuve caminando aquel día
de diciembre? Estuve caminando por un cementerio, tuve que
responderme. Pero no un cementerio cualquiera, lleno de flores,
lágrimas y saludos de cortesía, sino un cementerio disfrazado.
Disfrazado de vida, de ansias por renacer. Y ahí la belleza en la
tragedia, ahí el fabuloso engaño. Dresde es capaz de hacer que te
sientas en la más encantadora de las ciudades, de ponerte su mejor
cara, de ocultarte sus tristezas.
Y todo por renacer.
Hasta pronto y Gracias.
El mono Gretel.
Que bonita entrada, sin duda sabes escribir bastante bien :) Sigue así.
ResponderEliminarAcabo de descubrir tu blog y veo que acabas de empezar! Sobre la entrada, me ha picado mucho la curiosidad ya que he estado bastantes veces en Dresden, una ciudad preciosa.
Te sigo por la plataforma de Blogger y te invito a mi blog por si quieres visitarme, un besito!
¡¡Muchas gracias!! Sí, acabo de empezar y aún está todo "con pinzas", gracias por pasarte!!
EliminarTe sigo también!! Estoy buceando en tu blog, todo un placer sensorial!!
Un beso!!
Eres un encanto <3
EliminarMe encantan las historias que tratan de las Guerras mundiales, me parecen muy conmovedoras, y seguro que esta también es genial.
ResponderEliminarGracias por la recomendación.
Un besito guapa :)
Holaa :) Pues es un libro cortito, ameno, y a pesar de todo, tiene su humor. Gracias por leer!! Un besito!!
EliminarMuy buena entrada !! Me encanta :) Sigue así guapetona!
ResponderEliminarUn besazo :)